viernes, 4 de abril de 2008

ARTE RUPESTRE EN LA BAJA CALIFORNIA Y SINALOA (MÉXICO) (y III)

LA ESTACION RUPESTRE DE “ PIEDRAS PINTAS” (BAJA CALIFORNIA SUR, MEXICO)

Dentro del estado de la Baja California sur, se encuentran ubicadas las sierras de San Francisco y Guadalupe, que ya hacia el 11.000 antes de nuestra era, reunió las condiciones necesarias para ser poblada por grupo de cazadores-recolectores que dejaron numerosas huellas de su paso por ellas, a través, de las extraordinarias pinturas y grabados que dejaron en abundantes cuevas, abrigos y superficies pétreas al aire libre.
De todos son bien conocidos los inmensos murales pictóricos de la primera sierra, con múltiples motivos humanos, de animales y geométricos. Desde su descubrimiento, llamaron la atención, sus grandes dimensiones y sus vivos colores.
La cronología de los mismos, fue desde su inicio muy debatida y si nos atenemos a los últimos datos que poseemos, vemos que es muy amplia y que debe de ser tomada, junto a otros parámetros, para evitar posibles errores a la hora de su datación definitiva e interpretación. Las citadas dataciones realizadas mayoritariamente en la década de los noventa del siglo pasado, no dejan lugar a dudas y nos presentan un marco cronológico que tomando en cuenta los valores absolutos de las mismas, poseen un extenso abanico que nos hablan de diferentes períodos de ocupación de la zona de estudio, pero que dan sin duda nuevas perspectivas a la hora de valorar debidamente las mismas, en relación a su antigüedad.
Además de estás dataciones cronológicas procedentes de varios sitios arqueológicos y realizadas con todo el rigor científico, tenemos las múltiples superposiciones de figuras que nos indican claramente esos períodos cronológicos que las fechas obtenidas por Carbono-14 nos apuntan. A esto hay que añadir, los materiales y objetos que aparecen en las excavaciones arqueológicas practicadas y que su estudio, señala, igualmente, el paso de diferentes culturas por los mismos lugares y la posible utilización de los mismos con funciones diferentes.
Es en está sierra de San Francisco, donde desde hace años, se están llevando a cabo programas de conservación de los monumentos así como el de control de los visitantes a la misma, para evitar posibles daños irreversibles al citado patrimonio cultural. En está amplia operación, están implicadas tanto diferentes organizaciones gubernamentales mexicanas, como universidades y museos de Estados Unidos y Europa.
Dejando atrás la sierra de San Francisco, al suroeste de ella, tenemos la sierra de Guadalupe, donde se emplaza el yacimiento que hoy nos ocupa, Piedras Pintas, cercano a la población de Mulegé y próximo a la cueva La Trinidad, con pinturas de diversa tonalidad ( roja, blanca, negra, amarilla,..) y representando en su mayoría elementos zoomorfos ( destacando los bellos ejemplares cérvidos que se pueden contemplar ), así como a la muy conocida “Cueva San Borjitas”, que fue el primer conjunto “mural” que se dio a conocer hacia 1950, por el periodista mexicano Fernando Jordán.
Ya ciñéndonos a la estación arqueológica de Piedra Pintas, señalar que el conjunto lo constituyen totalmente grabados realizados en piedra basáltica (petroglifos), conseguidos tanto por piqueteado como por abrasión, no localizándose ningún tipo de pintura rupestre en la misma.
Los petroglifos se encuentran tanto en la pared vertical de la montaña, como en bloques pétreos de formación geológica diferente, de mediano tamaño que se están diseminados en la ladera de la misma. Nos acompaño como guía local y experto en el tema, D. Narciso Villavicencio, pionero explorador de estos lugares y buen conocedor de todas las estaciones rupestres conocidas en la actualidad como de otras que aún se encuentran inéditas y él es el único conocedor de su emplazamiento. D. Narciso, personaje muy singular, fue uno de los primeros de mostrar las pinturas rupestres a los primeros arqueólogos que llegaron de lejanas tierras y que quedó inmortalizado en fotografías ya clásicas de las publicaciones que hoy se pueden consultar en el mundo entero.
El número de grabados rupestres localizados y analizados en esta visita a este espectacular yacimiento arqueológico ha pasado del centenar, y se encuentran dispersos en rocas en diferentes zonas de orografía diversa. Así tenemos petroglifos en rocas desprendidas o sueltas de las paredes verticales de la colina, otros en los citados paneles de difícil acceso y otros en bloques de tamaño medio, en la ladera del montículo. Pero sin lugar a dudas, teniendo en cuenta, tanto la superficie total que abarca esta estación, como la cantidad de grabados que presentan la inmensa mayoría de las superficies pétreas, podríamos llegar a un cómputo total de más de 250 grabados rupestres.
Los motivos que podemos observar en los estudiados en la primera ubicación, son variados. Corresponden mayoritariamente a representaciones de fauna marina diversa entre la que se pueden distinguir perfectamente, peces manta-raya o martillo y también tortugas. También se pueden apreciar figuras antropomórficas, destacando por sus dimensiones y la plasmación en las mismas de sus atributos sexuales.
Existen, por último, diversos motivos geométricos, escasos y que nos presentan pequeños círculos o líneas que forman figuras geométricas indeterminadas.
Las representaciones de la fauna marina así como los antropomorfos, pueden estar definidos por trazos externos que simbolizan las figuras que se desearon transmitir o bien, el interior de las mismas, se encuentra totalmente piqueteado o vaciado, dando con ello otro aspecto artístico a la citada representación.
Llama poderosamente la atención, observar el variado y repetitivo repertorio de la fauna marina presente en los múltiples grabados que se pueden apreciar por todo el lugar, encontrándonos a una distancia muy considerable de la costa marítima, que aquí está bellamente representada por la maravillosa bahía de La Concepción. La distancia entre ella y el punto en donde se localizan los petroglifos, en la actualidad, es una zona totalmente árida con multitud de variedad de cactus, como única muestra de la vegetación reinante en esta zona de pequeñas pero abruptas colinas.
Sin embargo, los motivos que vemos representados en los bloques que se localizan a sus pies, corresponden mayoritariamente a fauna terrestre, aunque existen piedras de gran tamaño a medio enterrar que ofrecen posibles grabados de peces y algún que otro motivo geométrico.
En las superficies de estas rocas, apenas erosionadas y que presentan un buen grado de conservación, podemos adivinar posibles cérvidos ( podría tratarse de venados) y posiblemente otros mamíferos de la fauna de la zona ( coyotes, por ejemplo o alguna raza similar ). Estos petroglifos destacan por su pueda ejecución y sus dimensiones bien proporcionadas y muy naturalistas. Las medidas de su longitud van desde los 115 a los 75 centímetros, aproximadamente. Este naturalismo que podemos observar nos viene dado por unas formas esquemáticas que lograr reflejar de forma admirable los animales que representan.
Analizados los surcos que corresponden a los grabados realizados en estos bloques, así como la pátina que poseen, debemos pensar en una cronología distinta y más antigua para estos que para los localizados en los cortes de la colina.
Es curioso mencionar que como comentamos anteriormente, para las pinturas ya se poseen variados y bien documentados estudios, que dan una variada cronología y buscan interpretaciones diversas a las representaciones humanas y de fauna que aparecen en las mismas, los grabados que se encuentran en los lugares en que se encontraron dichas pinturas (cuevas y abrigos), no han sido objetos de estudios específicos en sí y por ello nos encontramos con muy pocos datos para poder manejar, apoyándonos en los estudios realizados para las pinturas. Señalar el interés de la elaboración de estos trabajos en conjunto para que nos puedan dar una importante y valiosa información sobre los mismos, que si bien, tanto en su ejecución como en las representaciones que nos muestran, difieren bastante de los localizados al aire libre.
Antes de finalizar estas breves anotaciones sobre este interesante estación de arte rupestre que espera su estudio definitivo, señalar que es importante la inmediata realización de trabajos de control y conservación en todo el conjunto, pues presenta mayoritariamente, un estado avanzado de abandono y deterioro progresivo.
De inmediato debía de procederse a realizar un inventario exhaustivo de todas las superficies que presentaran grabados y proceder a su fotografiado correspondiente así como llevar a cabo el calco sobre papel de los petroglifos, para poder lograr una lectura adecuada de los mismos a la vez que dejar constancia de la conservación de los mismos, cuando se llevó a cado dichos trabajos de catalogación arqueológica.

Nota.- En las fotografías que ilustran el texto, arriba tenemos grabados en una pared vertical, un antropomorfo y una representación de peces; y en la otra, en un gran bloque suelto en el suelo, a losp ies de corte de la montaña, un zoomorfo, realizado con diferente tipo de surco que los anteriores grabados.

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