El extraordinario conjunto arqueológico de Teotihuacan, al Noroeste de la ciudad de México y a escasos kilómetros de la misma, es conocido vulgarmente como "La ciudad de los dioses". La zona arqueológica posee forma elíptica de 2,5 kilómetros de longitud en su eje mayor, orientado Norte-Sur, por 1 kilómetro de ancho.
La avenida principal, llamada "calzada de los muertos" posee a sus laterales numerosos monumentos piramidales y arquitectónicos, destacando de entre todos las mundialmente conocidas, por expertos y profanos, "pirámide del Sol" y "pirámide de la Luna".
Todos los arqueólogos coinciden en decir que cuando los aztecas llegaron al valle de México. Teotihuacan ya era una ciudad abandonada Este fue el lugar, que según su mitología, los dioses se reunieron para crear el Sol y la Lu¬na. Para ello edificaron dos monumentales pirámides para que se sacrificasen arrojándose desde su punto más alto a una gran hoguera. Siguiendo la mitología, se nos cuenta como los dioses Nanauatzin y Tecciztecal, al morir de tal manera, resucitaron y se convirtieron en el Sol y la Luna, dando así nombre a las mencionadas pirámides.
La pirámide del Sol posee unos 144 metros de altura y 225 metros de longitud en su base.
La pirámide de la Luna es mu¬cho más pequeña pues su basamento cuadrangular mide aproximadamente unos 150 metros y su altura no rebasa los 45 metros. Pe¬ro al encontrarse en un terreno más elevado que la anterior, da la impresión de poseer igual altura que la del Sol, desde su cúspide.
Las pirámides de Teotihuacan, al igual que ocurre con la mayoría de las conocidas en México y Centroamérica, no fueron monumentos funerarios, como sucedería en Egipto, por ejemplo. Fueron edifi¬cadas para que sirvieran de base a templos que se elevaban en la cúspide de las mismas. Sin embargo hay excepciones, si recordamos la de Palenque, Chis y algunas del valle de Oaxaca. Además de estos dos grandes monumentos, Teotihuacan ofrece al turista numerosos complejos arqueológicos dignos de ser contemplados y analizados con detalle: la ciudadela y el templo de Quetzalcoatl; el conjunto "Los Patolli" y los edificios superpuestos; el grupo "Viking" o"pisos de mica" y la casa de los sacerdotes; el templo de la agricultura y animales mito¬lógicos; el palacio del Quetzalpapalotl y el de los Jaguares; la subestructura de los caracoles emplumados; etc.
Todo ello nos va revelando la extraordinaria importancia que poseyó esta ciudad hacia los siglos VI-VII de nuestra era.
Esta ciudad se dedicó mayoritariamente al comercio y la producción de artesanías, como nos lo atestiguan objetos arqueológicos teothiuacanos localizados en puntos tan lejanos como las ciudades mayas localizadas en Guatemala, por ejemplo.
La sociedad era compleja y poseía estamentos, desempeñando los sacerdotes un destacado papel, no sólo en temas religiosos, sino también en la administración pública, los arquitectos, artistas y artesanos también debieron de poseer un cierto prestigio social. Pero sin lugar a dudas, la base de esta sociedad estaba en los agricultores que suministraban los productos alimenticios para la población dedicada a otras actividades.
Se cree que la ciudad fue destruida hacia el año 750 de nuestra era, debido a una insurrección popular causada por una dura y férrea dictadura militar, que según puede deducirse de algunos datos arqueológicos, sometió a la ciudad en su última etapa, adquiriendo extraordinaria importancia durante este período el estamento militar.
Nota.- En las imágenes, "la calzada de los muertos" y la "pirámide del sol". (Este breve artículo fue publicado por primera vez en la década de los ochenta del siglo pasado, en el diario "Faro de Vigo", al venir de mi primer viaje a ese espectacular país.
domingo, 14 de diciembre de 2008
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