miércoles, 25 de febrero de 2009

LOS BARCOS VIKINGOS DE ROSKILDE ( DINAMARCA )

A 40 kilómetros de la capital danesa, en la bella e histórica ciudad de Roskilde existe un magnífico museo que trata de forma monográfica la navegación vikinga. Consiste en un gran edificio, cercano al mar, en el que se custodian cinco barcos que cronológicamente corresponden al final de la época vikinga, esto es, hacia el año 1000 de nuestra era.
EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO: ORIGEN, EXCAVACIÓN Y SALVAMENTO
Para dificultar la navegación en el fiordo de Roskilde y proteger esta pujante ciudad comercial, entre los años 1000 al 1050, se establecerán un sistema de presas, que se llevarán a cabo en la mayoría de los casos, a base de hundir embarcaciones y colocar piedras sobre ellas.
Los cinco barcos que hoy se contemplan en el mencionado museo, proceden de una presa de esas características, situada a 20 kilómetros de Roskilde, en el lugar denominado Skuldelev.
En 1957-1959, el Museo Nacional danés realizó excavaciones arqueológicas submarinas en la zona que pudieron determinar que este pecio estaba constituido por embarcaciones hundidas de época vikinga.
En 1962 se desecó esta presa por medio de un dique o muro construido al respecto y en cuatro meses se pudieron sacar la totalidad de las piedras que cubrían los barcos y rescatar los restos de estos.
En el Instituto de Conservación del Museo Nacional de Brede, los restos de las armaduras de los barcos fueron sometidos a un largo y minucioso trabajo de restauración. La circunstancia de haber estado la madera de las embarcaciones tantos años en el agua, hizo necesario tapar todos los poros y huecos de la misma, con cera artificial (glycol) para permitir su perfecta conservación.
LOS BARCOS VIKINGOS DEL MUSEO DE ROSKILDE
A continuación analizaremos muy brevemente los cinco barcos o naves que se exhiben magníficamente en este Museo y que el visitante al mismo puede contemplar con todo detalle.
El primer barco se trata de una NAVE DE ALTA MAR, similar al tipo que se utilizan en la época para el transporte de mercancías para Inglaterra, Islandia y Groenlandia.
Se ha conservado un 70% de la armadura de la embarcación lo que nos permite decir que medía de largo unos 16,50 metros, 4,50 metros de ancho y 1,90 metros de altura en el centro.
Esta construida con madera de pino, roble y tilo.
Seguidamente tenemos una pequeña NAVE DE COMERCIO, típica vikinga.
Podría haber transportado mercancías por el Mar Báltico y/o el Mar del Norte, así como navegar contra la corriente de los ríos.
La tripulación de unos 4 a 6 hombres se situaba en la proa y popa, mientras que la mercancía se colocaba en el centro. Los medios de propulsión de esta embarcación eran la vela y los remos (estos últimos situados en los extremos). Se ha podido recuperar el 75% de ella. Sus medidas son: 13,30 metros de largo; 3,90 metros de ancho; y 1,11 metros de altura en el centro.
Interesante es el barco que analizamos a continuación. Es una NAVE DE GUERRA que podía transportar unos 24 remadores. Este tipo de embarcaciones son muy bien conocidas por diversos hallazgos arqueológicos. Así tenemos, la famosa tumba de Ladby (en Fiona) o las representaciones de los barcos en los tapices de Bayeaux (como se recordará estos tapices fueron fabricados en Normandía, poco tiempo después de la expedición de Guillermo el Conquistador en Inglaterra en 1066).
Tan sólo un 50% del barco se ha conservado. Aproximadamente medía unos 18 metros de largo, 2,60 metros de ancho y 1,10 metros de altura en el centro.
La siguiente nave es la más pequeña de todas las embarcaciones que se muestran en el Museo. Por sus peculiares características podría tratarse de un TRANSBORDADOR o un BARCO DE PESCA. Está construido con madera de pino, roble y abedul.
El 70% de su armadura se conserva, pero no han llegado hasta nosotros su proa y popa. Mide unos 12 metros de largo, 2,50 de ancho y 1,20 metros de altura en el centro de la nave.
Por último tenemos una NAVE LARGA que sólo se conserva en su 20%. Debió poseer aproximadamente unos 28 metros de longitud.
Este tipo de embarcaciones era el más temido en la época de los vikingos, pues era el utiliza¬do para sus incursiones guerreras más importantes. Se calcula que en esta nave podrían colo¬carse de 40 a 50 remadores. Está construida íntegramente en madera de roble.
MUSEO DIDÁCTICO
El Museo de los barcos vikingos de Roskilde posee un pequeño cine en donde se proyectan de forma totalmente gratuita, películas relacionadas con la excavación de los barcos, así como sobre la restauración de los mismos y su problemática.
También el Museo posee numerosas películas de gran interés, sobre temas de arqueología y marinos.
En el Museo se puede visitar una exposición permanente que trata de la época de los vikingos y de la construcción de sus barcos.
Además se realizan a lo largo del año, exposiciones temporales y temáticas. Este Museo se inauguró en junio de 1969 y por él han pasado miles de visitantes que han podido contemplar y recrearse admirando estas naves vikingas, logrando con ello acercarse al enigmático pero apasionante mundo de los vikingos.
LECTURAS ESPECIALIZADAS
-Olaf Olsen and O. Crulin-Pedersen: Five Viking Ships from Roskilde Fiord. The National Museum of Denmark, Copenhagen, 1978.
-Olaf Olsen and O. Crumlin-Pedersen: The Skutdelev Ships. Acta Archaeológica volumen XXXVIII, Copenhagen, 1967.
-B. Brorson Christensen: The Conservation of Wateriogged Wood in The National Museum of Denmark. Copenhagen, 1970.
Nota.- Ilustra este comentario, una vista parcial del museo de los barcos vikingos de Roskilde, en la que podemos observar una de estas peculiares embarcaciones.

jueves, 19 de febrero de 2009

LAS PINTURAS Y GRABADOS RUPESTRES PREHISTÓRICOS DEL LITORAL DEL MAR DE CORTÉS ( MÉXICO ) y IV

Hasta el momento, los primeros resultados de las investigaciones señalan al Cerro de la Máscara como un espacio ritual de suma importancia para los grupos indígenas de la región. Su ubicación en un lugar semi aislado, la distribución de los conjuntos y la naturaleza de sus diseños sugieren que se elaboraron probablemente durante o para ceremonias chamanísticas.

El sitio Cerro de la Máscara no tiene un sitio o área habitacional asociado, puesto que durante las excavaciones del conjunto los montículos nos dimos cuenta de la ausencia de artefactos y elementos relacionados con actividades habitacionales como manos, metates y hornillas, principalmente. Por esto creemos que se trata de asentamiento de un grupo social muy reducido, inminentemente relacionado con aspectos ideológico-religiosos, ya que, durante el recorrido sistemático y las excavaciones arqueológicas, no se encontró ningún espacio de trabajo especializado con herramientas y desechos relacionados con una actividad específica.

Frente al Cerro de la Máscara, al otro lado del río Fuerte, se encuentra el sitio de Petrograbados de Ocolome, sin lugar a dudas sitios fuertemente relacionados entre si, pues el estilo de los grabados y técnica de manufactura son del mismo tipo, repitiéndose algunos de los diseños grabados en ambos sitios. Los petrograbados de Ocolome se distribuyen en grandes bloques dispersos a lo largo de la terraza aluvial del río y se encuentran asociados con metates tallados sobre la roca, demostrando actividades asociadas con la molienda. Inmediatamente adyacente al oeste, registramos un sitio habitacional dónde se encontró un entierro humano con brazaletes tallados de Glycymeris sp. descubierto cuando se hacían excavaciones para una letrina (Carpenter y Sanchez 2004). Suponemos que este sitio, es el área habitacional principal asociada con el Cerro de la Máscara.

Algunos conjuntos de petrograbados en el Cerro de la Máscara y Ocolome fueron tallados en bloques localizados en la zona de inundación del río. Los conjuntos denominados el represo/la zorra, el alacrán en el Cerro de la Máscara y todos los Petrograbados en Ocolome permanecieron enterrados bajo sedimentos acarreados por el río por lo menos durante 60 años, hasta que una de las grandes crecidas del río ocurrida en 1991 los desenterró). Seguramente estos petrograbados fueron elaborados en una época de sequía y los que los grabaron supieron que existía una alta probabilidad de que el río los enterrara o inundara y de todas formas los hicieron. Esto parece indicar que algunos de los rituales están relacionados a la veneración del caudaloso río.

Por el momento, y esperando a que terminen los análisis de los materiales en el laboratorio, todo parece indicar que el sitio Cerro de la Máscara fue ocupado por un largo periodo de tiempo, debido a las varias técnicas de grabado y varios grados de paginación de los gráficos. Los resultados preliminares del análisis de la cerámica sitúan la ocupación del sitio entre 200 d. C. y 1400 d.C. Sin lugar a dudas, los petrograbados pueden ser atribuidos a los ancestros de los actuales Yoreme, probablemente a los grupos Tehueco o Sinaloa en particular, quienes ocupaban esta región por lo menos dos mil años antes del momento del contacto español en el siglo dieciséis. Con respecto al sitio habitacional de Ocolome, la cerámica del tipo Guasave Rojo observada en la superficie, indica una ocupación aproximadamente entre 700-1400 d.C. En este sentido, esperamos llevar a cabo excavaciones arqueológicas en el sitio de Ocolome que nos permitan fechar con precisión la ocupación del sitio, conocer su dinámica interna y su relación con el sitio Cerro de la Máscara.

La presencia en el sitio de diversos elementos gráficos como los cuadrados con diseños geométricos al interior, además de algunos materiales foráneos tales como cerámica con decorados incisos provenientes de la cultura río Sonora al norte del sitio y Aztatlán rojo sobre bayo del occidente, además de su distribución por los estados de Sinaloa, Sonora y Nayarit, parecen indicar la existencia de interacción cultural entre los grupos prehispánicos, probablemente asociada con la difusión de la ideología y las relaciones soci-económicas entre si.

Durante la época prehispánica en Sinaloa, los caudalosos ríos jugaron un papel determinante en el desarrollo social de los diversos asentamientos indígenas. Diversas investigaciones han señalado que los asentamientos humanos durante el periodo cerámico estaban asociados a los fértiles valles de los ríos, los cuales fungieron como ruta de comunicación y comercio entre el mar, la planicie y la sierra, además de conformar fronteras culturales (Carpenter 2006; Carpenter y Sánchez 2006 Ekholm 1942; Grave 2003; Kelly 1938,1942; Sauer 1932). Estamos seguros que en el valle del Río Fuerte los sitios de petrograbados jugaron un papel muy importante dentro del patrón de asentamiento ya que sirvieron como instrumento de identidad social y ritual y como marcadores culturales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CITADAS

Carpenter, John

1996 El Ombligo en la Labor: Differentiation, Interaction and Integration in Prehispanic Sinaloa. Tesis doctoral inedito, Departamento de Antropología, Universidad de Arizona, Tucson.

Carpenter, John y Guadalupe Sánchez

2004 Proyecto Noreste de Sinaloa (municipio de Choix y El Fuerte): Informe técnico de la primera temporada, análisis de los materiales arqueológicos y propuesta para la temporada 2005. Archivo técnico de la sección de arqueología, oficina de enlace norte CINAH-Sinaloa.

Carpenter, John, Guadalupe Sánchez y Julio Vicente López

2006 Proyecto de investigación arqueológica para el plan de manejo del sitio Cerro de la Máscara, El Fuerte, Sinaloa. Archivo técnico Consejo de arqueología INAH.

Ekholm, Gordon

1942 Excavations at Guasave, Sinaloa, Mexico. Anthropological Papers of the American Museum of Natural History, vol. XXXVIII, Part II, New York.

Howarth, O. H.

1894 On the Rock Inscriptions of Sinaloa (West Coast of Mexico); Journal of the Royal Anthropologycal Institute of Great Britain And Ireland; V23 Pp 225

Kelly, Isabel

1938 Excavations at Chametla, Sinaloa. Ibero americana 14, University of California Press, Berkeley.

1945 Excavations at Culiacán, Sinaloa. Ibero americana 25, University of California Press, Berkeley

Mendiola, Francisco

1994 Petroglifos y Pinturas Rupestres en el Norte de Sinaloa. Tesis de la licenciatura en arqueología, ENAH, México, D.F.

Lizarraga Arámburu, Pablo

1980 Nombres y Piedras de Cinaloa. Gobierno del Estado de Sinaloa. T II.

Ortiz de Zarate, Gonzalo.

1976 Petroglifos de Sinaloa., Fomento Cultural Banamex. México.

Sauer, Carl y Donald Brand

1932 Aztatlan. Prehistoric mexican frontier on the Pacific coast. Ibero americana 1 University of California Press, Berkeley.

Nota.- En las fotografías que ilustran este último comentario sobre este asunto, diferentes grabados geométricos y antropomórfico del yacimiento arqueológico.



LAS PINTURAS Y GRABADOS RUPESTRES PREHISTÓRICOS DEL LITORAL DEL MAR DE CORTÉS ( MÉXICO ) III

PETROGRABADOS DE SINALOA: EL CERRO DE LA MÁSCARA
El estado de Sinaloa abarca unos 58,092 kilómetros cuadrados, constituyendo 2.9 por ciento del territorio mexicano. Se ubica en el extremo noroeste del país, colindando al norte con el estado de Sonora, al este con Chihuahua y Durango, al sur con Nayarit y al oeste con el Océano Pacífico y Golfo de California. Fisiográficamente es una larga y angosta planicie costera que rápidamente se eleva para formar la sierra Madre Occidental. Una de las características principales de su paisaje son los 11 caudalosos ríos que nacen en la Sierra Madre, bañan la planicie costera y desembocan en el mar; disectando horizontalmente todo el territorio Sinaloense.
Arqueológicamente, el estado de Sinaloa es una de las regiones menos estudiadas y como consecuencia una de las menos comprendidas de México. Esta falta de investigación ha provocado que los estudios de gráfica rupestre puedan contarse con una mano, pues la mayoría han sido realizados por aficionados al tema. El primer estudio lo realizó el investigador irlandés O. H. Howarth en 1894 quien publica el libro On the Rock Inscriptions of Sinaloa (West Coast of México). Su estudio se enfocó en la descripción del sitio de petrograbados Las Labradas, ubicado en el sur de Sinaloa, cerca del puerto de Mazatlán. Sin embargo, durante la primera mitad del siglo XX, las investigaciones arqueológicas en Sinaloa fueron sumamente escasas y ninguna enfocada en sitios con petrograbados. En 1976 el ingeniero Gonzalo Ortiz de Zarate publica el libro Petroglifos de Sinaloa, el cual representa hasta la actualidad, uno de los esfuerzos mejor logrados en el campo de la gráfica rupestre. Su estudio se concentró en 31 sitios ubicados por todo el territorio sinaloense, clasificándolos de acuerdo a sus atributos estilísticos y sus técnicas de grabado, la contribución más importante de Ortiz son sus excelentes fotografías y dibujos. Este trabajo dejó de manifiesto la importancia del estudio de los sitios con petrograbados como herramienta para conocer el desarrollo social de las culturas prehispánicas de Sinaloa, a partir de entonces algunos investigadores comenzaron a estudiarlos. Actualmente, en el estado de Sinaloa, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene registrados poco más de cien sitios con gráfica rupestre, aunque resulta factible que por lo menos existan otros cien que no han sido registrados. Aquí presentamos algunos resultados de nuestras investigaciones reciente del sitio Cerro de la Máscara, uno de los sitios de petrograbados más importantes de Sinaloa.
Antes de la entrada de los españoles al valle del río Fuerte en 1532, los grupos indígenas Cahitas estaban conformados en sociedades agricultoras con un sistema social basado principalmente en las relaciones al interior del grupo, todo parece indicar que a pesar de la gran diversidad de grupos asentados en esta región, existía entre ellos una homogeneidad tanto en usos, costumbres, lengua y cosmovisión, siendo una excelente muestra de esto la uniformidad de las representaciones gráficas rupestres.
A lo largo del valle del río Fuerte, existen por lo menos 32 sitios arqueológicos que comparten una tradición pictórica similar y ampliamente distribuida por toda la región. Uno de estos sitios es El Cerro de la Máscara, un extenso sitio con por lo menos 300 petrograbados distribuidos a lo largo de 17,000 m2, con una zona de montículos constructivos y gran cantidad de materiales arqueológicos distribuidos. De esta manera, las especiales características del Cerro de la Máscara, resultan una importante fuente de información para el conocimiento de la historia cultural del valle del Río Fuerte.
Entre junio de 2006 y marzo de 2007 llevamos a cabo diversas investigaciones arqueológicas en el sitio, consistentes en recorridos sistemáticos, excavaciones extensivas de elementos y de sondeo y catalogación integral de todos los gráficos rupestres. Actualmente nos encontramos en la fase de análisis de los materiales arqueológicos recuperados, del patrón de asentamiento y de la distribución y atributos de los petrograbados (Carpenter et al 2006). El objetivo es poder establecer la secuencia ocupacional del sitio, mediante la definición de la secuencia cerámica y algunos fechamientos absolutos en caso de que sea posible, buscando precisar la posible asociación temporal entre los grabados y los demás rasgos arqueológicos del sitio y su papel en la dinámica socio-cultural de la región Cahita. Además, mediante la catalogación de los grabados, buscamos definir de manera más precisa los estilos pictóricos presentes en el sitio y propuestos por las investigaciones previas (Mendiola 1994). A grandes rasgos estos son el estilo Barobampo, el cual consiste de elementos rectilíneos, con representaciones zoomorfas y fitomorfas, situado entre las sierras del río Fuerte y el valle de El Carrizo; y el estilo Río Fuerte conformado por elementos geométricos-curvilíneos con representaciones antropomorfas, el cual se encuentra desde San Miguel Zapotitlán hasta la presa Miguel Hidalgo. Se reconocen además dentro de estos dos estilos variantes fisiográficas-regionales (Mendiola 1994: 493-496).
El sitio arqueológico Cerro de la Máscara se emplaza en el extremo noreste del estado de Sinaloa, es el sitio de petrograbados mejor conocido en todo el valle del Río Fuerte y probablemente de todo Sinaloa. Está ubicado en la orilla norte del río Fuerte, a unos dos kilómetros de la Ciudad de El Fuerte. En realidad el sitio no es un cerro tal cual, sino unos pequeños riscos de rocas ígneas, principalmente riolita, que comienzan cerca del rió y van subiendo hasta la punta del risco más alto donde se puede apreciar la vista del valle. El sitio esta conformado por aproximadamente 300 petrograbados distribuidos en quince conjuntos, por un conjunto de tres montículos constructivos de forma circular y no mayores a 1.5m de altura, construidos con cantos rodados de río; y por una gran dispersión de material arqueológico (cerámica, lítica, concha, hueso, etc.).
Los conjuntos de petrograbados se conforman por bloques de piedra riolítica de distintas formas y tamaños, en cuyas caras se encuentran diversos paneles conteniendo diseños geométricos simples como círculos, cuadros, rectángulos, espirales, puntos, y otros compuestos como círculos concéntricos, espirales dobles, cuadrados con diseños geométricos en su interior denominados cartuchos de información (Mendiola 1994: 289). Antropomorfos como huellas de pies y manos, rostros, representaciones esquematizadas de seres humanos. Fitomorfos como cactáceas, flora y frutos en general aun no identificados. Zoomorfos como zorra, felino, mariposa y animales aun no identificados. Astronómicos como soles, quincunces representando a Venus, series de puntos en hilada sencilla y denominados marcadores astronómicos, entre otros que posiblemente pudieran ser insertados en esta categoría. Fetiches: máscaras, tocados, armas de guerra, entre otros. Algunos están asociados entre si y otros de manera aislada. Las técnicas de manufactura de los petrograbados incluyen la percusión indirecta (punteado) y el desgaste (acanalado), ambos en alto y en bajo relieve.
Nota.- En las imágenes, diferentes grabados con motivos diversos del conjunto arqueológico estudiado.

LAS PINTURAS Y GRABADOS RUPESTRES PREHISTÓRICOS DEL LITORAL DEL MAR DE CORTÉS ( MÉXICO ) II

Pasemos ahora a hablar, brevemente de la Cueva de La Trinidad. Se encuentra en la sierra de Guadalupe, cercana a la pequeña pero bonita población de Mulegé. Desde allí, y contando con un guía excepcional, D. Narciso Villavicencio, natural de la zona, nos acercamos a la zona, que posee numerosas cuevas con pinturas prehistóricas. Hay que decir que en sierras cercanas, como la de San Martín, tambíen aún existen en la actualidad cuevas con pinturas inéditas que esperan la llegada de algún investigador. D. Narciso, por ejemplo, muy gentilmente y a la hoy de despedirse de mi, me regalo una fotografía a color de una de esas pinturas inéditas, a las que me refiero.

Las pinturas cubren una de las paredes laterales de la cueva y se encuentran cercanas a la entrada a la misma. Podemos observar diversas figuras de diferentes colores y representando diferentes motivos y pintadas en varios colores. Las tonalidades que más abundan son las blancas, negras y rojas.

Lo que primero llama la atención al observar con detenimiento las pinturas, es la superposición de las mismas. En general las de color negro y blanco, pasan por encima de las de color rojo, que aquí serían pues, más antiguas. También esta cronología más arcaica para los motivos representados en rojo, nos viene dado teniendo en cuenta la técnica estilística empleada, muy refinada y de trazo fino y seguro en los motivos pintados. Podemos destacar varias figuras de cérvidos, destacando de todos ellos, uno de gran tamaño con magnífica cornamenta y de trazo muy bien conservado, delante del cual podemos observar otro, de tamaño menor, que podría tratarse de una cría del mismo o de una hembra. También tenemos una interesante motivo antropomorfo, que nos viene dado por una figura que presenta los brazos abiertos, así como sus manos, pudiéndose distinguir perfectamente los dedos de las mismas. Por últimos tenemos, también de tonalidad rojiza, pero bastante mal conservadas las líneas que los definen, diversas representaciones de peces, de diferente tamaño y forma.

En general, las figuras de color blanco, poseen el mismo repertorio que las anteriores, pero su elaboración técnica, es más tosca. Llama la atención que algunas de las figuras representadas, están pintadas en posición invertida, destacan de todas ellas, un gran cuadrúpedo y otro antropomorfo, que al igual que el analizado anteriormente, posee los brazos abiertos. También ofrecen una visión muy buena, una serie de representaciones de manos abiertas y en grupo.

Finalmente, tenemos algunos motivos de color negro, dispuestos en ocasiones en el panel, los zoomorfos, como si estuvieran subiendo o bajando por el mismo. Es interesante señalar que también en algunas de las figuras de los otros colores mencionados, observamos esta colocación. La conservación de estos también es mala y en conjunto sería muy recomendable realizar unos trabajos inmediatos de limpieza, consolidación y restauración de todas estas pinturas.

Para concluir esta pequeña incursión arqueológica en el apasionante mundo de las pinturas rupestres prehistóricas de la Baja California, debemos señalar como la superposición y las diferentes técnicas de ejecución de las mismas, nos hablan de momentos cronológicos diferentes, algunos de ellos, cercanos en el tiempo, pero posiblemente otros, más alejados, poseyendo por ello, en el mismo yacimiento arqueológico, unas dataciones cronológicas muy distintas.

La realización de excavaciones arqueológicas y la toma de muestras adecuadas, despejarán sin duda alguna, cuando se analicen los resultados obtenidos y se tengan las oportunas dataciones cronológicas por Carbono -14 y otros métodos empleados, las dudas que hoy día se nos plantean en cuanto a la cronología de estas pinturas, que hoy hemos ofrecido al amable lector de esta revista.

BIBLIOGRAFIA BASICA SOBRE EL ARTE RUPESTRE DE LA BAJA CALIFORNIA (MEXICO)

ESCOBEDO, Gustavo Iván

1995: Pinturas rupestres de Baja California (san Gregorio, San Ignacio y San Francisco). Revista México Desconocido, nº 220

FULLOLA, J., CASTILLO, V., PETIT, M. A., RUBIO, A., SARRIÀ, E. y VIÑAS, R

1993 .- El proyecto Baja California (México. Actes del XII Congrés Internacional de la U.I.S.P.P. , vol. 2, ed. Inst. Archéol.de l'Acad.Slovaque des Sciences, pp.127-132, 4 fig., Bratislava

FULLOLA, J. M., PETIT, A., RUBIO, A., DEL CASTILLO, V. y BERGADA, M.

1993: Esquema crono-cultural del poblamiento prehistórico de las sierras centrales de la península de Baja California. Revista Arqueología, tomo 9-10. Publicación de la coordinadora nacional de arqueología del I.N.A.H. de México.

1994: Arte y Arqueología prehistóricos de la península de Baja California (México). Monografía 17 del Museo y Centro de Investigación de Altamira. Homenaje al Dr. Joaquín Gónzalez Echegaray. Ministerio de Cultura, pp. 325-336

2004: Comunidades prehistóricas de Baja California. Revista Investigación y Ciencia, tomo 37.Barcelona

FUJITA, Harumi

1995: Manifestaciones rupestres en la región austral de Baja California Sur. Revista COBACH, número 10, Mayo-Junio. La Paz (México)

GUTIERREZ MARTINEZ, María de la Luz

1994: Arte rupestre, Baja California sur. La sierra de San Francisco. El cañón de Santa Teresa. México

2000: La tierra incógnita. En la obra Guía México desconocido, número 64, Noviembre

HAMBLETON, Enrique

1979: La pintura rupestre de Baja California. Editado por el Departamento de Fomento Cultural de Banamex. México

STANLEY PRICE, N.

1996: La conservación del Arte Rupestre de Baja California. Boletín del Instituto Paul Getty de Conservación., tomo 11, número 2. Los Angeles (EE.UU)

VIÑAS, R. SARRIA, E., RUBIO, A., DEL CASTILLO, V. y PEÑA, C.

1986-87: El santuario rupestre de la cueva de la serpiente, arroyo del Parral, Baja California Sur (México). Ars Praehistórica, tomo V-VI

1986-89: Pinturas de serpientes en el conjunto rupestre de la sierra de San Francisco, Baja California Sur (México). Revista Ampurias, número 48-50, tomo II.

Nota.- En las imágenes que acompañan el texto, un detalle del gran cérvido de pintura roja y antropomorfo y zoomorfo de pintura blanca.

LAS PINTURAS Y GRABADOS RUPESTRES PREHISTÓRICOS DEL LITORAL DEL MAR DE CORTÉS ( MÉXICO ) I


INTRODUCCIÓN

Entre la península de California y varios estados litorales mexicanos, se encuentra el famoso mar de Cortés, con tantas referencias históricas y novelísticas, de todos conocidas. Son en dos de estos estados, cada uno de ellos en uno de los dos márgenes de esta aguas, donde se encuentran impresionantes estaciones de arte rupestre prehistórico, tanto representando pinturas de bellos colores, como magníficos grabados realizados al aire libre. Se trata en concreto de los estados de Baja California Sur y el de Sinaloa. En el primero de ellos, nos detendremos a analizar una cueva con pinturas y en el otro, un yacimiento arqueológico con importantes e enigmáticos grabados con diferentes tipos de motivos representados.
En concreto por mi parte y fruto de un viaje arqueológico realizado hace ya tiempo a la zona, realizo el artículo correspondiente a la Cueva de La Trinidad, en la Baja California mexicana y los arqueólogos, Jhon Carpenter Slavens y Julio C. Vicente López, del Centro del Instituto Nacional de Arte e Historia de Sinaloa, el relativo al Cerro de la Máscara, en el citado estado.
LAS PINTURAS DE LA CUEVA DE LA TRINIDAD (BAJA CALIFORNIA)
La primera referencia que poseemos sobre la existencia en la zona de cuevas que en su interior poseen pinturas de vivos colores en sus paredes, se la debemos al padre Joseph Rotea, que ya nos hace notar que no existen relación alguna entre las mismas y las poblaciones indígenas del siglo XVIII.
Habrá que esperar un siglo para que el erudito francés, llamado León Duret, residente casua en la zona y habiendo descubierto algunas cuevas con pinturas por las sierras de San Francisco y Guadalupe, ponga en marcha una expedición arqueológica, bajo los auspicios del Musée de l’Homme de París, que entre otros grandes descubrimientos, dará a conocer al mundo intelectual de la época, la excepcional cueva de San Borjitas, entre otras.
Ya en el siglo pasado, y a partir de la década de los 60, se van a suceder una serie de estudios por parte de arqueólogos estadounidenses ( Stanley Gardner, Meigham, Grant, Hambleton,…) que sobre todo realizarán una gran labor de divulgación científica de las pinturas. Por fin, a finales de siglo XX, un grupo de arqueólogos catalanes (Fullola, Petit, Rubio, Viñas, del Castillo y Bregada) de la Universidad Autónoma de Barcelona, llevarán a cabo un gran proyecto de investigación en el área geográfica que nos ocupa, que dará una visión clara y veraz de la problemática que presentan estas manifestaciones culturales.
Para finalizar este pequeña introducción y antes de pasar al comentario de la Cueva de la Trinidad, sólo señalar que se han barajado muchas cronologías para estas pinturas, que van desde épocas más bien recientes (históricas) a otras que las remontan a momentos de plena prehistoria. Así, al lado de dataciones de Carbono-14, de una fecha del 530 B.P, tenemos otra, del 1.325 B.P; o del 5.290 B.P.
Como bien apuntan los arqueólogos que han estudia estos complejos pictóricos, asisten una serie de elementos a tener en cuenta antes de datar dichas pinturas. Por un lado, tenemos la continuidad del hábitat en la misma cueva, durante muchos siglos; por el otro, la superposición de pinturas, que ya de por si, nos hablan de momentos cronológicos distintos; etc y por último y pienso que el más importante, el conocer de donde se tomó la muestra para la datación: es diferente haberla recogida de la pared en donde se encuentra pintada, junto a otras, que tomarla de carbones, situados en el suelo de la cueva, por ejemplo,…
Nota.- Este comentario y los tres siguientes que escribiré a continuación el este blog, corresponden al texto íntegro del artículo, que con el mismo título, salió publicado en el número 334 de la Revista de Arqueología del siglo XXI, realizado con la colaboración de los arqueólogos mexicanos, Drs. Joel Carpenter Slavens y J. C. Vicente López, del Instituto Nacional de Arte y Arqueología del estado mexicano de Sinaloa. En las fotografías, que acompañan este primer comentario sobre el tema, vista general del panel pintado de la Cueva de la Trinidad y un grabado rupestre del Cerro de la Máscara.

domingo, 8 de febrero de 2009

LAS RUÍNAS ROMANAS DE CONÍMBRIGA ( PORTUGAL )

La antigua ciudad romana de Conímbriga se localiza a unos 17 kilómetros de Coímbra, en Portugal. Fue un poblado muy importante que pertenecía al Conventus Scallabitanus, uno de los tres en que se dividió la Lusitania en época romana.

Podemos considerar que esta estación arqueológica es el principal conjunto arquitectónico romano en tierras portuguesas, y por ello, es muy visitado por los estudiosos y público general, tanto portugueses como extranjeros.

HISTORIA

El origen de Conímbriga es sin lugar a dudas prerromano, docu­mentado tanto por su propio nombre como por los hallazgos arqueológicos localizados y que así lo atestiguan.

Posiblemente el primer contacto (evidentemente militar) entre esta población de la Edad del Hierro con los romanos, se rea­liza hacia la segunda mitad del s. II antes de Jesucristo, con motivo de las campanas militares llevadas a cabo en la zona lusi­tana por Décimo Junio Bruto.

Después de este primer con­tacto, los habitantes de este po­blado irán poco a poco acep­tando la cultura romana y flore­cerá Conímbriga ya plenamente en época imperial, pues las mejo­res muestras y datos arqueológi­cos localizados en esta ciudad, corresponden a los siglos II. III y IV después de Jesucristo.

Hacia la segunda mitad del siglo III la crisis que atravesara el Imperio Romano, también se notara en el Occidente. Así tene­mos que hacia esas techas se puede documentar la construc­ción de una fuerte muralla que se levantará en la parte oriental de la ciudad, cortando por la necesi­dad de restringir la defensa; la zona urbanizada en dos partes, localizándose en las excavacio­nes arqueológicas, construccio­nes romanas, tanto dentro como fuera de dicha estructura detensiva.

La etapa final del esplendor de Conímbriga. llegará hacia la segunda mitad del S. V. pues es por esta época cuando tenemos referencias de que los suevos van a conquistar la ciudad, arra­sando sus casas y esclavizando o dispersando a sus habitantes.

Estos desastres no impidieron que la ciudad fuese nuevamente habitada, pero poco a poco en­trara en un periodo de decaden­cia, disminuyendo el número de habitantes y con ello, su impor­tancia en la zona.

LAS RUINAS

El visitante que se acerca a Conímbriga, puede apreciar numerosas construcciones que de­notan la extraordinaria riqueza y vitalidad que poseyó esta ciudad en época romana.

Así ya a la llegada a las ruinas, podemos observar su sólida mu­ralla y una de sus puertas, fran­queada por dos torreones adosados a la misma, que da acceso a la parte fortificada de la misma, Conservando restos de la calzada romana que conducía a ella, fuera, se puede ver las diferentes estancias de una casa ro­mana: atrio, peristilo, triclinium. exedra.... En ella se encuentran diversos mosaicos y restos de pinturas ornamentales. La temática de los mosaicos es muy variada: las Cuatro Estaciones, escenas de caza, formas geomé­tricas.... Dentro de la zona forti­ficada, se puede apreciar parte del acueducto que suministraba agua a la ciudad. Cerca existen varias "tabernaes" y restos de un posible balneario.

Destaca una gran casa romana, con varias columnas conservadas "in situ" y unas termas pri­vadas en las que se puede observar perfectamente las distintas instalaciones de las mismas: Hypocaustum, tepidarium y caldarium.

Por último, señalaremos que volviendo otra vez fuera de murallas, tenemos restos de otras casas con mosaicos, unas termas públicas y una necrópolis tardía en la que se localizó un interesante tesorillo de monedas romanas, datadas hacia los si­glos IV-V después de J.C.

EL MUSEO

Existe un Museo Monográfico al lado de las ruinas, que fue abierto al publico en 1962, luego permaneció cerrado algún tiempo, pero en la actualidad, ya se puede visitar y es un ejemplo de museo didáctico, por la distribución de sus salas y la buena exposición de sus materiales arqueológicos..

En él, se exhiben las piezas mas relevantes localizadas en las excavaciones llevadas a cabo en este yacimiento. Podemos destacar, las siguientes: Numerosas vasijas de "terra sigillata" y lucernas romanas; pesos de telar; un vaso ritual; y diversos vasos de vidrio importado de Italia, la Galia y de Germanía. Como objetos de adorno o de uso personal, tenemos ungüentarios, anillos, pulseras, espátulas... Posee una extraordinaria colección de monedas romanas de oro, plata y bronce. También se pueden apreciar restos epigráficos y diferentes esculturas, de entre las que destacan, una cabeza del emperador Augusto y una representación en bronce de Minerva.

Nota.-Este breve comentario sobre Conímbriga. se ha realizado en base al trabajo realizado por Bairrao Oleico, Adilía M. de Alarcao y Jorge de Alarcao y que lleva por título: "Conímbriga. roteiro do Museu y das ruinas". Aconsejamos su lectura a los interesados en esta importante ciudad romana portuguesa. En la imagen, un detalle de los restos arqueológicos de esta ciudad romana portuguesa, en nuestra visita de 1980.

EL MUSEO DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA DE HAMBURGO ( ALEMAMIA )

La famosa y em­prendedora ciudad alemana de Ham­burgo, posee 18 mu­seos de variada te­mática, estando dedicado tan sólo uno de ellos a la Pre­historia y Arqueo­logía del Norte de Alemania. Este mu­seo se localiza a las afueras de la gran ciudad, en el barrio conocido como Harburg y se denomina HELMS MUSEUM.

Ocupa el Helms Museum un edificio de construcción moderna, que hace que sus di­versas instalaciones y salas de exhibición, estén muy bien di­señadas y distribuidas, consi­guiendo con ello integrar ade­cuadamente los objetos que se muestran al público con el marco cronológico respectivo.

Así tenemos como en una espaciosa sala, por medio de amplias vitrinas consecutivas, se van mostrando los diversos objetos arqueológicos, si­guiendo una lógica secuencia cronológica, desde las épocas más antiguas a las más re­cientes. Dicha sala se dedica monográficamente a la Edad de la Piedra y Metales. Acom­pañan a las piezas, textos ex­plicativos del momento cul­tural a que pertenecen, a la vez que diversos diseños y ma­quetas reproducen algunos as­pectos más llamativos de cada etapa prehistórica: la explota­ción de una mina de sílex; la tala de un bosque y el cultivo de cereales; la formación de los primeros poblados, etc.

Muy bien representada está la Edad del Bronce (aquí datable entre el 1700 hasta el 700 a.C), pues a ella perte­necen numerosas vasijas pro­fusamente decoradas con mo­tivos incisos y diversos tipos de armas ofensivas (espadas, lanzas, flechas, hachas...), y defensivas (escudos, cascos...).

La Edad del Hierro nos muestra un gran repertorio de vasijas de barro cocido con sencilla decoración geomé­trica, presentando la mayoría una carena en su zona media. También de esta época po­seemos numerosas muestras de armas: espadas, hachas, lanzas...

La época en contacto con el Mundo Romano, a no ser por algún elemento aislado perte­neciente a esta cultura y procedente de las legiones que ocu­paron este territorio, no traerá grandes variaciones a estos pueblos, auténtico "limes" en los primeros siglos de nues­tra Era. No nos extraña pues ver numerosas vasijas cerá­micas decoradas con una gran gama de motivos estampillados que nos recuerdan a di­seños ornamentales, pare­cidos a los que se dan en nuestra área geográfica, en una época anterior, pero que aquí se datan ya hacia los si­glos III y IV después de Jesu­cristo.

De la época Vikinga se pueden admirar grandes y pe­queños objetos que nos docu­mentan admirablemente sobre la vida y costumbres de los ha­bitantes de esta zona en esas fechas. Destaca una embarca­ción de tamaño medio de dicho momento cronológico y la re­construcción de una casa tam­bién perteneciente a dicho pe­ríodo a tamaño natural.

Ya de plena Edad Media se pueden admirar numerosos objetos de cerámica, metal y vidrio que nos introducen en la panorámica general y com­pleja de este período en esta área geográfica alemana.

UN MUSEO DIDÁCTICO

El Helms Museum es ante todo un Museo eminente­mente didáctico. En todas las salas en que se exhiben restos arqueológicos, vemos como se ha cuidado hasta el último de­talle la exposición de los mismos, existiendo nume­rosas reproducciones totales de diferentes piezas así como ma­quetas y dibujos que ilustran perfectamente cada período cronológico presente en este museo.

Además el museo facilita a sus numerosos visitantes, es­colares en su mayoría, hojas didácticas para que saquen mayor partido a su visita (pro­poniendo actividades y dando información complemen­taria), poseyendo salas desti­nadas para trabajos en grupo.

Como anécdota podríamos apuntar, que normalmente los alumnos de los colegios en sus frecuentes visitas, muelen grano de trigo en molino de mano de la época prehistórica y una vez hechas las tortas y cocidas en el horno que posee el museo, salen del mismo co­miendo un alimento prehistó­rico pero hecho por ellos mo­mentos antes. Mayor didáctica que la prehistoria no creemos que se encuentre. Y así, múlti­ples ejemplos que podríamos seguir citando.

Agradecemos a Tania Meyer y Rüdiger Articus, ar­queólogos del Hems Museum, su colabo­ración desintere­sada que hizo posible la visita de­tallada a este impor­tante centro de investigación y di­vulgación de la Pre­historia y Arqueo­logía del Norte de Alemania.

Nota.- En las imágenes, fotografías de Delmi Álvarez, que muestran algunas vitrinas de este museo, en la visita que hicimos al mismo en 1985.