jueves, 19 de febrero de 2009

LAS PINTURAS Y GRABADOS RUPESTRES PREHISTÓRICOS DEL LITORAL DEL MAR DE CORTÉS ( MÉXICO ) I


INTRODUCCIÓN

Entre la península de California y varios estados litorales mexicanos, se encuentra el famoso mar de Cortés, con tantas referencias históricas y novelísticas, de todos conocidas. Son en dos de estos estados, cada uno de ellos en uno de los dos márgenes de esta aguas, donde se encuentran impresionantes estaciones de arte rupestre prehistórico, tanto representando pinturas de bellos colores, como magníficos grabados realizados al aire libre. Se trata en concreto de los estados de Baja California Sur y el de Sinaloa. En el primero de ellos, nos detendremos a analizar una cueva con pinturas y en el otro, un yacimiento arqueológico con importantes e enigmáticos grabados con diferentes tipos de motivos representados.
En concreto por mi parte y fruto de un viaje arqueológico realizado hace ya tiempo a la zona, realizo el artículo correspondiente a la Cueva de La Trinidad, en la Baja California mexicana y los arqueólogos, Jhon Carpenter Slavens y Julio C. Vicente López, del Centro del Instituto Nacional de Arte e Historia de Sinaloa, el relativo al Cerro de la Máscara, en el citado estado.
LAS PINTURAS DE LA CUEVA DE LA TRINIDAD (BAJA CALIFORNIA)
La primera referencia que poseemos sobre la existencia en la zona de cuevas que en su interior poseen pinturas de vivos colores en sus paredes, se la debemos al padre Joseph Rotea, que ya nos hace notar que no existen relación alguna entre las mismas y las poblaciones indígenas del siglo XVIII.
Habrá que esperar un siglo para que el erudito francés, llamado León Duret, residente casua en la zona y habiendo descubierto algunas cuevas con pinturas por las sierras de San Francisco y Guadalupe, ponga en marcha una expedición arqueológica, bajo los auspicios del Musée de l’Homme de París, que entre otros grandes descubrimientos, dará a conocer al mundo intelectual de la época, la excepcional cueva de San Borjitas, entre otras.
Ya en el siglo pasado, y a partir de la década de los 60, se van a suceder una serie de estudios por parte de arqueólogos estadounidenses ( Stanley Gardner, Meigham, Grant, Hambleton,…) que sobre todo realizarán una gran labor de divulgación científica de las pinturas. Por fin, a finales de siglo XX, un grupo de arqueólogos catalanes (Fullola, Petit, Rubio, Viñas, del Castillo y Bregada) de la Universidad Autónoma de Barcelona, llevarán a cabo un gran proyecto de investigación en el área geográfica que nos ocupa, que dará una visión clara y veraz de la problemática que presentan estas manifestaciones culturales.
Para finalizar este pequeña introducción y antes de pasar al comentario de la Cueva de la Trinidad, sólo señalar que se han barajado muchas cronologías para estas pinturas, que van desde épocas más bien recientes (históricas) a otras que las remontan a momentos de plena prehistoria. Así, al lado de dataciones de Carbono-14, de una fecha del 530 B.P, tenemos otra, del 1.325 B.P; o del 5.290 B.P.
Como bien apuntan los arqueólogos que han estudia estos complejos pictóricos, asisten una serie de elementos a tener en cuenta antes de datar dichas pinturas. Por un lado, tenemos la continuidad del hábitat en la misma cueva, durante muchos siglos; por el otro, la superposición de pinturas, que ya de por si, nos hablan de momentos cronológicos distintos; etc y por último y pienso que el más importante, el conocer de donde se tomó la muestra para la datación: es diferente haberla recogida de la pared en donde se encuentra pintada, junto a otras, que tomarla de carbones, situados en el suelo de la cueva, por ejemplo,…
Nota.- Este comentario y los tres siguientes que escribiré a continuación el este blog, corresponden al texto íntegro del artículo, que con el mismo título, salió publicado en el número 334 de la Revista de Arqueología del siglo XXI, realizado con la colaboración de los arqueólogos mexicanos, Drs. Joel Carpenter Slavens y J. C. Vicente López, del Instituto Nacional de Arte y Arqueología del estado mexicano de Sinaloa. En las fotografías, que acompañan este primer comentario sobre el tema, vista general del panel pintado de la Cueva de la Trinidad y un grabado rupestre del Cerro de la Máscara.

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